AÑO 2008
En Halong Bay, Vietnam, tuve la suerte de hacer el famoso crucero de una noche con mis dos íntimas amigas Victoria Bottino y Martu Otaduy. Me tocó un cuarto para mi sola en ese pintoresco barquito porque mi nombre salió del sorteo improvisado que hicimos con ellas dos. Veníamos de lagos y mochileros meses en Asia por lo que un privilegio significaba la vida. Que alegría tuve esa noche en la que me tocó dormir sola (con mi feliz alma) en un camarote muy prolijo, con jaboncitos, toalla y shampoo; y un divino ventilador todo para mi. A ellas que tuvieron que dormir juntas, en un camarote de igual tamaño, les tocó a cambio: una rata debajo de sus camas. Pidieron ayuda al vietnamita de bermudas que comandaba el crucerito; pero el hombre abandonó rápido la busqueda del roedor; les enchufó la linterna y las chicas no pegaron un ojo en toda la noche…Pero el momento más emocionante de esa experiencia fue cuando me tiré decidida al agua verde turquesa, desde la cubierta de ese barquito. ¡Paf! de cabeza, y allí estaba nadando y mirando el paisaje declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco...Y la emoción eterna que hace sentir la libertad de la juventud.
AÑO 2008
Un casamiento en alguna ciudad de India…No supimos los nombres, tampoco los años que llevaban comprometidos, pero estuvimos en su fiesta. Eramos cinco invitadas más (convidadas al azar), ellos tampoco sabían nuestros nombres. Ni recuerdo que nos hayan preguntado de que país eramos. Lo que más persiste en mi memoria era la cálida bienvenida con la que fuimos recibidas. La atención de parte de los mismos invitados, a que comiéramos, y bebiéramos y festejáramos con ellos. Las sonrisas, los saludos cariñosos y la alegría. Recuerdo todo eso. De la entrada a caballo del galán de la noche, que se acercaba a la elegida. Espero haya sido de mutuo acuerdo. Muchos casamientos de la India son orquestados. Recuerdo la música y el bullicio. Los pequeños de esa fiesta, los colores gritones y presentes. La emoción esa noche fue ser testigo e invitada a la casa ajena; y compartir la alegría de otros sin saber nada de ellos. La emoción de celebrar el amor. La India es ruidosa, es animosa. Es contagiosa. No te deja afuera.
AÑO 2007
En Ushuaia, provincia de Tierra del Fuego , tuve la mejor de las bienvenidas al bajar del avión. Nos esperaba esta familia de franceses viajera, a mi y a Marie (mi amiga francesa). Benedicte, Charles, Romain y Agnes…Con las banderas de la foto nos dieron la bienvenida, en el aeropuerto de la ciudad. Ellos tuvieron su propia aventura de recorrer el mundo en casa rodante. Su itinerario abarcó parte de Estados Unidos y América Latina. Viajaron un año y medio, luego de vender su casa en Francia y comprar la van (que se ve en la foto)…Un proyecto en común, que sostuvieron y cumplieron. Me maravillé con su historia. Usaron todos sus ahorros durante ese tiempo para ir por su sueño. Muchas veces pasa que uno se entera de estas historias. Pero a Les deroutes, los conocí personalmente y fue mágico. Sus relatos, historias y anécdotas. El entusiasmo que tenían. También tuve la oportunidad de escuchar a Benedicte, la mujer y mamá de esta familia, que se quejaba de estar mucho tiempo con los niños y estar cansada de no parar de viajar. Pero también me acuerdo bien, de esos ojos chispeantes, felices y entusiastas. Los elogios que les escuché sobre los paisajes de Argentina. De los buenos momentos compartidos con gente del camino. Otros viajeros. Tan audaces como ellos. La emoción de tener a estos genios como anfitriones, en mi propio país.
Que lindo lola!!! Cuántos viajes, cuántos recuerdos y qué increibles momentos. Te deseo muchos viajes más!
Gracias Oliiiiiiiii, que bueno tenerte de lectora! ójala!