Dentro de 7 días; por primera vez me separo unos cuantos días de Renata. Me voy a Santiago, Chile, por cuatro días y con amigas. ¡Uau, como cambia la vida después de ser mamá!.. Viajar es distinto. Lo que antes me parecía algo muy natural y un plan divertidísimo. Debo decir, que hoy, lo sufro un poco. Me doy cuenta que estar lejos de ella, por unos días, me va a costar. Estoy muy acostumbrada a llegar del trabajo y tener varias horas del día con mi nenita. Tengo esa suerte; y aunque a veces me quejo por falta de tiempo (para depilarme, leer, ir a recorrer vidrieras, tirarme a tomar sol, salir con amigos, entre otras cosas, ); sé que este tiempo con mi chiquita es «único» y «nuestro». Ella ya tiene 2 años. Me espera contenta, cuando todas las tardes abro la puerta de casa de vuelta del trabajo, y ahí está paradita. Con su sonrisa de dientes chiquitos; y yo dejo el cansancio de lado; y me la llevo a la plaza;o a la salita de libritos del Botánico; o a Risas de la Tierra; o a tomar jugo de naranja con medialuna; o a pasear con su nuevo triciclo rosa.
Y pienso, y pienso como serán esos 4 días, con Vicky, Clara y Martu, recorriendo la capital chilena, y lejos de Renata. Sé que voy a llorar (sobretodo el día que me vaya); es así. Soy llorona y emocional, osea no me privo de nada. La voy a extrañar horrores, lo sé. Me va a dar algo de culpa, pero menos de lo que la voy a extrañar. No soy muy culposa yo. Pero me preparo, eso sí, para no morirme en el intento de volver a ser un poco la de antes. Para volver un poco a la chica campante que fui y me hace bien recordar.
Escuché varios consejos para estos días de viaje, y distancia con la gorda. Desde dejar un calendario de los días afuera; y dejar una sorpresita de regalo por cada uno. Quizás lo haga. Ir diciéndole unos días antes, prepararla. Evitar el Skype, por las últimas horas de la tarde, para que no extrañe en las horas antes de dormir. Dejarle armados programas, que la distraigan y la entretengan durante esos días…etc, etc.
La verdad es que Renata se queda con su papá y con la atención de sus abuelas, tías y gente que la cuida…Está todo bien. Es el cambio que se produce cuando una es mamá. Una mamá, que aprende de a poco, como serlo. Y que ahora siente la distancia de otra forma.
La viajera de antes y la de hoy.