María Casalderrey (33) es una porteña, que sucumbió a los encantos de la salsa, aunque antes ya lo había hecho con los viajes. Estuvo un año ( 2007/2008) en Nueva Zelanda donde trabajó y viajó por su isla norte y sur. En aquella oportunidad lo hizo de la mano del programa Work and Travel que propone ese país a estudiantes. Se dio el lujo de ir a las islas Fiji y recorrer Australia.
Pero como toda buena viajera a María le gusta aprender. El año pasado terminó Turismo Rural de la UBA.
A la par de la cursada hizo talleres y pasantías en distintas puntos de Argentina. Anduvo por Sauce Viejo, Santa Fe;en Cañuelas (provincia de Buenos Aires) y en Corrientes. Acostumbrada al trabajo y al entorno rural, hace el bolso de mano apenas surge una oportunidad.
Esta vez, su aventura viajera se dio por el lado del placer y eligió Colombia para bailar salsa. Cuatro años atrás, empezaba su idilio con las primeras clases en Buenos Aires; Mary fue más seguido; hasta que decidió probar en vivo la música del país cafetero. ¡Y se fue a rumbearrrr a Colombia nomás!
María cuenta su viaje
Buenos Aires – Bogotá IDA por LAN
Cartagena-Bogotá-Perú- Buenos Aires VUELTA por LAN
El de ida fue un vuelo corto y perfecto; en cambio la vuelta se me hizo muy largo no lo recomiendo.
Elección del destino Lo elegí porque está muy ligado a mi familia y a mi esencia . Tengo familia en la zona del eje cafetero; y además este destino me despertó el desafío de viajar sola por un lugar que muchos creen arriesgado. El baile, la música y el arte del lugar también me convencieron de querer conocerlo. Adoro bailar salsa; soy fan de Botero y de la literatura de García Márquez. Cuando viajo me gusta mezclarme con la cultura, me gusta pasar desapercibida y ser una más. Siempre voy atenta a los consejos de los lugareños, nunca están demás. Fuí en febrero y viajé 32 días.
Movilidad Entre destinos siempre viaje con buses de larga distancia, todo muy bien, seguro y en perfectas condiciones. De Medellin a Cártagena tome avión. Para recorrer el centro histórico de Bogotá está el Guggli (motocarro); que es una opción muy piola cuando preferís que te lleven.
Paradas Mi itinerario fue el siguiente y en este orden: Bogotá, Salento, Pereira, Medellín, Cartagena, Santa Marta, Taganga, Parque Tayrona y Cartagena. El lugar con el que más me identifiqué fue Salento, un pueblo del eje cafetero, de una energía reconfortante, es algo así como las sierras cordobesas con aroma a café. Me enamoré de las fincas (establecimientos donde se cultiva el café en Colombia), si alguien vio la telenovela Café con Aroma de Mujer puede entender el paisaje del que estoy hablando. Es increíble el Valle de Cocora, donde las palmeras llegan hasta el cielo, con 60 mts de altura; y son el árbol nacional del país. El valle se puede recorrer haciendo trekking por senderos señalizados o en cabalgatas. Los caminos son divinos. Cuanto más subis, más asombra el paisaje. La variedad enorme de flores y colibríes; se suceden los miradores donde podes descansar. Llevar provisiones para el camino y buenos compañeros de travesía es importante. Algunos senderos son empinados y se necesita equipo de aliento.

El Parque Nacional Tayrona, de la costa caribeña, a 30 km de Santa Marta es sensacional. Estuve en esas famosas playas atravesando la selva colombiana. Lo más lindo fue la caminata compartida y la dormida en hamacas paraguayas, debajo de un techo de paja. Sentir el mar a 10 mts no tiene precio. Lo único malo fue el frío, estás durmiendo a la intemperie de noche… Me faltó abrigo, durante el día el clima es caribeño pero a la noche la temperatura baja.
También disfruté (y me sentí muy cómoda) tanto en Bogotá como en Medellín. Ambas valen la pena por sus sitios históricos y para salir de rumba. En Medellín me alojó una amiga y las rumbas colombianas suelen durar hasta las 6:00 am. Se baila mucho ballenato, salsa y aguardiente. En las ciudades adoro caminar. Llego a un lugar, pido un mapa y empiezo a caminar. Suelo perderme bastante pero tiene su encanto. En general me gustan las zonas céntricas para hospedarme, de esa manera evito buses para moverme de un lado a otro. Salvo que sea muy necesario.
En Medellín me manejé con el Metro, que es excelente y es un verdadero placer viajar allí. En Bogotá recomiendo la zona antigua para alojarse, donde están los sitios de interés y hay movimiento por los estudiantes. Después de las 18 hs recomiendo salir pero usando los radio taxis. Es igual en Medellín, a la noche siempre tomar taxi.
Comidas y Bebidas Recomiendo el ajiaco (que es una sopa con pollo, maíz, alcaparras y crema de leche), las arepas rellenas, el ceviche, la trucha, la panela con queso; y el chocolate caliente con queso. Para tomar es muy rica el agua de panela (la panela es el producto de la cocción del jugo de caña de azúcar); y una cerveza que es muy popular es la Pilsen. Hay que comprar café para llevarse a casa.
Hospedaje Reservé por internet a través de www.booking.com o por las páginas oficiales de los hoteles. Los precios por noche, rondaban alrededor de los U$15 y U$20 , según el destino. Cartagena fue lejos, uno de los destinos más caros que visité en Colombia. Me sirvió mucho fijarme en las críticas de Trip Advisor. Y las recomendaciones de los lugareños también fueron muy confiables. Recomiendo el hostel Masaya de Bogotá, en el barrio de La Candelaria, y también el Masaya de Santa Marta. El eco farm y hostel La Serrana en Salento, es un paraíso por sus vistas, ventanales, todo el verde que lo rodea.
Plata Llevé efectivo y tarjeta de crédito.
[pullquote]Lo más importante de este viaje fueron los momentos compartidos con los viajeros y con afectos. Me sentí muy acompañada. Cada uno lo hizo inolvidable. Viajar es compartir y aprender, por eso nunca lo voy a dejar de hacer. [/pullquote]
Para el recuerdo La incertidumbre estuvo presente en este viaje, desde que pisé suelo colombiano. En el aeropuerto de Bogotá, me tenía que pasar a buscar el taxi que había pedido con anticipación, pero nunca apareció. Subirme a un taxi, sin nafta y que el chofer tuviera que desviar el camino para ver donde cargar. También compartir el taxi con extraños y que terminaron pagando todo el viaje. A pesar de sorprenderme mal y bien en este viaje, siento que los colombianos son hospitalarios. Tienen predisposición para las indicaciones y la información. Son amables, y se esfuerzan en sus ganas con el turista. Colombia es más de lo que uno se imagina. Los puntos que elegí me gustaron mucho, y volvería para conocer más de este país.
Data Me llevé la guía Lonely Planet; averigué las calificaciones de los hostels en trip advisor, y consulté con los locales por más info.
Y a vos, ¿te gustaría conocer Colombia?