«Viajar al Amazonas brasileño fue un desafío y una aventura» por Victoria Susmel

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En sus últimas vacaciones, Vicky Susmel decidió cumplir con una fantasía: irse con su novio al norte de Brasil para pasar una semana en la selva amazónica. A una porteña como ella, este parece ser un lugar a puro contraste y descubrimiento. Siempre es interesante, vivir una experiencia agitada rondando los 30. Ella lo quiso y pudo hacer en este viaje, las vueltas del destino hicieron que encontraran dos pasajes a buen precio para decidirse a ir. En este post cuenta muchas cosas que vivió en esa inmensidad éxotica que es el Amazonas…»Fue un desafío y una aventura estar una semana en la selva con todo lo desconocido e inhabitual que nos rodeaba, sin duda planeo volver», contó la viajera.

«En la selva pasa algo raro, si bien hay una sensación de incomodidad constante, con calor y con un poco de miedo, se siente una paz inigualable. Tan profunda es la sensación de armonía y libertad en la floresta que volver a la ciudad es difícil: el impacto y las diferencias de un lugar a otro son grandes. Su simpleza y  su grandeza llevan a que sientas admiración y respeto por la naturaleza. Los ribereños y guías tenían claro que somos nosotros los que invadimos el territorio de los animales al entrar allí», analiza Victoria.

VICKY SUSMEL CUENTA SU VIAJE 

ELECCIÓN DEL DESTINO Era una aventura pendiente para ambos, pero la decisión la tomamos 8 meses antes cuando vimos una promoción del vuelo (3 veces menos que el precio actual). No hubo duda ni planeamiento, fue más bien un impulso. Compramos los pasajes el mismo día que se publicó la promoción en Expedia.

VIAJE Volamos por GOL, desde Ezeiza directo a Manaos. Es un vuelo de 4 horas y 1/2 que incluye comida caliente (pasta o carne) y un sándwich. El cronograma consistió en una semana en la floresta y otra semana para Manaos y las afueras de la ciudad

VISITAS Y «HAZAÑAS» EN LA SELVA  El primer día fue bastante clásico el paseo. Fuimos en lancha al Museu do Seringal,  set donde se filmó La Selva, una película sobre la época del caucho. Conocimos una tribu indígena que hizo una exposición de sus bailes y probamos la comida que ellos comen (hormigas, larvas vivas y cocodrilo). Otro de los paseos que hicimos fue el Parque Ecológico Januari donde se encuentran las Victoria Regia, unas flores acuáticas con una famosa leyenda de fondo.

Contratamos un guía desde Buenos Aires, Rambo, quien nos propuso descubrir los animales de la zona y distintas actividades

El guía se ocupó de que aprendiéramos sobre animales, plantas medicinales y tácticas dentro de la floresta. Los siguientes días hicimos actividades atípicas. Rambo era especialista en encontrar animales. Fuimos una noche en lancha a cazar un cocodrilo, volvimos a la casa con un cocodrilo de un metro. Lo comimos unas horas después con arroz y porotos. Dos días seguidos fuimos a pescar pirañas y también los comimos una noche. Paseamos por canales de distintos ríos, y Rambo, nos daba información sobre lo que veíamos. El tamaño de los árboles y de las hojas es imponente. Vimos un árbol de 1700 años.

ALGUNAS ANÉCDOTAS Un momento impresionante fue entrar al río para tocar y darle de comer a los delfines rosas. Son suaves, grandes y amistosos. Y otro momento inolvidable fue conocer a Roberta, una anaconda de 4 metros de largo…. Pero también fue un episodio  cuando Rambo subió un árbol de 4 metros para rescatar un oso perezoso bebé que estaba sin la mamá. Lo encontramos en un paseo y lo llevamos a una zona donde iba a estar protegido y se iba a alimentar mejor.

Fuímos al Hotel Ariaú, toda una sorpresa, conocimos lo que queda del lugar. Fue el hotel más caro y lujoso de las Amazonas, pero a finales del 2016 cerró y fue saqueado.  Sólo quedan restos de madera del escenario donde se filmó la película Anaconda.

DONDE NOS ALOJAMOS Esa semana paramos unos días en la casa de unos nativos que viven en un canal del Río Amazonas. La familia era muy amable y agradable, con una casa de madera muy bien cuidada. Eran 2 habitaciones en suite simples y cómodas. Pero como era un «survival tour», los siguientes días dormimos en la intemperie con hamacas y mosquiteros. La mejor noche fue la que dormimos en una isla deshabitada con una playa de arena blanca. Se escuchaban sonidos desde el agua, ¡eran casi 20 delfines que habían venido a la orilla!. Las otras noches hicimos campamento en la selva donde sobrellevamos una tormenta interminable; y hasta sobrevivimos a un tornado que nos dio mucho miedo.

Siete días celular y sin acceso a Internet es una de las mejores experiencias que vivimos, creo que de esa forma logramos conectarnos mejor con el lugar

EN LA CIUDAD DE MANAOS   Lo más llamativo es la Casa de la Opera donde una mañana hicimos el tour y una noche fuimos al estreno de la filarmónica de Amazonas. Conocimos edificios de «la época del caucho» como la mansión provincial, la catedral metropolitana, el palacio Río Negro y el palacio de la libertad. Hubo 2 zoológicos a los que valió la pena ir: el CIGS (Centro de Instrução de Guerra na Selva) y el INPA (Instituto Nacional de Pesquisas da Amazônia). En el puerto hay un mercado techado donde venden desde pescado hasta artesanías. En la zona céntrica hay muchos puestos callejeros (donde se consigue de todo, hasta cortes de pelo en plena calle); hay 3 shoppings ubicados a 15/20 minutos de la ciudad. Se llaman: Manuara, Amazonas y Millenium.

HOSPEDAJE Elegimos hoteles recomendados por Trip Advisor y de Booking. Los reservamos por Booking porque tenía mejores precios que en el hotel. Estuvimos varios días en el Hotel Saint Paul por su ubicación (a dos cuadras de la Casa de la Opera) y porque tiene pileta y desayuno. El precio rondaba los $900 por noche.

MOVILIDAD  Caminamos mucho y todo era bastante cerca. También usamos Uber cada vez que íbamos algún lado alejado del centro

COMIDAS  Comimos casi siempre pescado con arroz blanco, vinagreta y porotos. Los pescados más famosos son Tambaqui y Pirarucu. Probamos los restaurants mejor rankeados en Trip Advisor pero también por recomendación de locales. Entre ellos: Gauchos, Banzeiro, Tambaqui de Banda y Choupana. Todos con un servicio muy bueno y si bien son ‘caros’, es más barato que comer en un restaurant reconocido de Buenos Aires

COMO PAGABAN La tarjeta de crédito es el medio de pago que más se usa, hasta en puestos en la calle. Llevamos algunos reales y retiramos efectivo de los cajeros automáticos

EN LAS AFUERAS DE MANAOS  fuímos a la zona de Ponta Negra que, si se compara con la Manaos, parece otro país. Tiene una larga playa de arena artificial con muchos puestos de comidas y bebidas. Es ideal para alejarse del ruido y de los olores de la ciudad. Otro buen plan fue ir a Presidente Figueiredo, a 100km de Manaos, al que también se lo llama ‘‘Terra das cachoeiras’’ por contar con más de 100 cascadas. Nos volvimos a escapar de la ciudad con un tour contratado para ir a escalar un árbol de 35 metros. Fue espectacular.

 


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Acerca de Dolores Yomha

Soy Dolores Yomha, nací en Buenos Aires, Argentina. Trabajo en Radio, escribo free lance sobre viajes en revistas y este blog es de mi autoría. En el 2008, viajé siete meses por el mundo con otras 4 amigas a través del pasaje Vuelta al Mundo (Round The World) que comercializa una fusión de aerolíneas. Esa experiencia me ha hecho más feliz, más curiosa y porque no, más segura. La idea de este blog es compartir información de viajes pero también la inspiración por viajar (por más grande o pequeño que sea el destino). “El viaje es una especie de puerta. A través de ella salimos de la realidad”. Guy de Maupassant

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